La Universidad de Vic – Universidad Central de Cataluña (UVic-UCC), Aigües de Osona y Aigües Vic han presentado un convenio de transferencia de conocimiento a partir del cual estudiarán y evaluarán la formación de geosmina en la cuenca alta del río Ter. Se trata de unas moléculas que generan determinadas algas y que se liberan al medio acuático cuando mueren. Este compuesto es el causante de los episodios de mal olor y mal sabor del agua potable que llega a los hogares generando molestias entre los consumidores, y que se ha convertido en una de las principales preocupaciones de las empresas del sector del agua en Osona. El proyecto lo desarrollarán, en el transcurso de los próximos 3 años, investigadores del Centro Tecnológico BETA – Red TECNIO y del Centro de Estudios de los Ríos Mediterráneos (CERM), que hoy han explicado los detalles. “La aparición de la geosmina es de difícil predicción, hecho que compuerta que las empresas tengan que dedicar esfuerzos y recursos a elaborar analíticas periódicas de este parámetro. Además, como el tratamiento habitual de las plantas potabilizadoras de agua no la puede eliminar, tienen que aplicarse específicos cada vez que aparece”, ha explicado Laia Llenas, subdirectora del CT BETA y directora y coordinadora del proyecto. “Por eso, el principal objetivo del convenio es identificar correlaciones entre la aparición de geosmina y varios parámetros del ecosistema fluvial que se analizan de manera rutinaria”, ha añadido Llenas. El resultado final tiene que ser un modelo de predicción de la geosmina, es decir, una herramienta de apoyo y conocimiento para las empresas potabilizadoras de Osona que los permita anticiparse a su presencia. Todo ello pasa por “entender los mecanismos de formación de la geosmina e identificar los factores que favorecen su aparición”, ha explicado Llenas, según la cual aspectos como los nutrientes, la temperatura, el caudal variable del río o la iluminación podrían estar relacionados. El problema de la geosmina tiene una escala global y, según ha explicado Marc Ordeix, coordinador del CERM, “es habitual en ríos relativamente limpios, donde es precisamente la pulcritud del agua la que favorece la formación de algas que, al descomponerse, dan lugar a la geosmina. Es por eso que aquí el fenómeno es relativamente reciente, puesto que aparece a partir de la instalación de depuradoras”, ha explicado. Transferencia de conocimiento al entorno más próximo En el acto también ha intervenido el gerente de Aigües Vic, Guillem Treserra, que se ha mostrado muy satisfecho por haber establecido las bases para solucionar un problema que se arrastra de hace tiempo y que entronca con los objetivos estratégicos de su empresa, “ofrecer un servicio de calidad, mejorar la planificación y la eficiencia de los procesos y trabajar el posicionamiento de la marca”. El gerente de Aigües de Osona, Miquel Codina, se ha mostrado convencido que “el acuerdo permitirá mejorar la calidad organoléptica, el gusto y el olor, del agua y dar respuesta a un problema que genera quejas en los ayuntamientos”. El proyecto europeo INTCATCH como telón de fondo Esta metodología es la que ahora se utilizará para evaluar la formación de geosmina de forma específica, y se complementará con la realización de muestreos y de un estudio con mesocosmos en ríos artificiales. |